Si algún día partiera, no lloraría por mi vida,
tampoco me preguntaría quiénes estarían en mi despedida,
tan sólo me cuestionaría si mi vida fue vivida,
si dí todo el amor que tenía, si amé a mi prójimo como debía.
Si algún día partiera, no me preocuparía la despedida,
sólo haber perdonado como debía, ser perdonada como quería,
haber tendido una mano y haber sido una buena hija,
haber estado con mis amigos en el momento en que ellos más querían.
Cuando mi hora llegue de volver a ser polvo y cenizas,
espero ser buen abono y ser buena semilla,
sólo espero una plegaria,
y a mi Dios dándome la bienvenida.
Espero que haya sol para ver sonrisas,
espero que haya lluvia para lavar las heridas,
ruego a Dios que los ilumine,
y que a mí me guíe en la travesía.
Quiero Su cruz en mi tumba, un rosario en mis manos y estar vestida de blanco,
una misa iluminada de blanco y con el sol abrigando cada espacio,
que las campanas retiñan porque habré nacido a otra vida,
porque habré encontrado a mi guía, porque la muerte no es una caída,
sólo es cruzar una avenida para ir al campo en donde mi Pastor habita.
Cuando llegue el día de mi partida, no quiero lágrimas en mi despedida
sólo darles las gracias y que me reciban Allá arriba.
Cuando llegue ese día, sólo espero una plegaria y una misa
y mis gardenias blancas, sólo por ese día.
No espero ni quiero que me lloren, sólo espero que me perdonen
y me retengan allí donde el tiempo no pasa,
donde la memoria no acaba y el amor abriga.
tampoco me preguntaría quiénes estarían en mi despedida,
tan sólo me cuestionaría si mi vida fue vivida,
si dí todo el amor que tenía, si amé a mi prójimo como debía.
Si algún día partiera, no me preocuparía la despedida,
sólo haber perdonado como debía, ser perdonada como quería,
haber tendido una mano y haber sido una buena hija,
haber estado con mis amigos en el momento en que ellos más querían.
Cuando mi hora llegue de volver a ser polvo y cenizas,
espero ser buen abono y ser buena semilla,
sólo espero una plegaria,
y a mi Dios dándome la bienvenida.
Espero que haya sol para ver sonrisas,
espero que haya lluvia para lavar las heridas,
ruego a Dios que los ilumine,
y que a mí me guíe en la travesía.
Quiero Su cruz en mi tumba, un rosario en mis manos y estar vestida de blanco,
una misa iluminada de blanco y con el sol abrigando cada espacio,
que las campanas retiñan porque habré nacido a otra vida,
porque habré encontrado a mi guía, porque la muerte no es una caída,
sólo es cruzar una avenida para ir al campo en donde mi Pastor habita.
Cuando llegue el día de mi partida, no quiero lágrimas en mi despedida
sólo darles las gracias y que me reciban Allá arriba.
Cuando llegue ese día, sólo espero una plegaria y una misa
y mis gardenias blancas, sólo por ese día.
No espero ni quiero que me lloren, sólo espero que me perdonen
y me retengan allí donde el tiempo no pasa,
donde la memoria no acaba y el amor abriga.
Mage Delbene
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